Subir al cielo. Pero por la escalera

Mi relación con el diseño comienza desde mi infancia. En parte me viene de familia. Y en parte por mi temprana curiosidad por elementos como las figuras geométricas, los volúmenes o las perspectivas… Observar las formas, jugar con ellas y emplear mi percepción de la perspectiva para imaginar, crear, dibujar; es de esas cosas que me hacen feliz desde siempre.

Y uno de esos elementos que me fascinan son las escaleras… Cierto es que se trata de un elemento práctico. Pero yo no las veo como algo meramente funcional que nos permite cambiar de planta o altura.  Para mí son una pieza de diseño capaz de imprimir carácter y personalidad a cualquier interior. Además las posibilidades que permite una escalera son tantas como podamos imaginar, quizá infinitas, no solo en cuanto a materiales (vidrio, madera, metal…), sino también en cuanto a formas y estilos.

Una escalera puede aportar al ambiente ese toque creativo, diferenciador.

No se trata de un objeto u elemento más que integramos a la primera. Una escalera requiere de unos cálculos estructurales que permitan asegurar que cumplirá correctamente su función. Sin embargo, existen diseños que parecen desafíar cualquier ley, no conocer el significado de la gravedad. Y lo reconozco, son estas las que más me fascinan.

Y cuando hablamos de interiores que no cuentan con los metros suficientes como para acoger una escalera que tenga el diseño como protagonista de la misma, no importa, porque podemos apostar por combinarlas con lo práctico y mantener la creatividad… Y es que los espacios bajo las escaleras, por ejemplo, nos abren todo un abanico de posibilidades adaptables a cualquier necesidad. Si no, mira estos ejemplos:

Estanterías, armarios, repisas, incluso es posible instalar bajo una escalera un pequeño baño, un rincón de trabajo o una zona de relax.

¿Ya has elegido tu preferida?