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SAN VALENTÍN: DISEÑANDO EL AMOR

En la Roma del siglo III d.C., el emperador Claudio II se opuso a los matrimonios entre jóvenes, decretando su prohibición. Él quería que los hombres en edad de luchar no tuviesen otro compromiso más que el de ser soldados del Imperio.

Dice la tradición que un sacerdote, Valentín, disconforme con el decreto del emperador, siguió casando a jóvenes enamorados, hasta que fue arrestado. Estando preso, el oficial Asterius quiso burlarse de él: le presentó a su hija, Julia, ciega de nacimiento, y le retó a que le devolviese la vista. Valentín oró y Julia vió. Asterius y su familia se convirtieron al cristianismo, pero Valentín fue igualmente martirizado primero y ejecutado después, el 14 de febrero del año 270. Julia, agradecida, plantó junto a la tumba del pobre sacerdote un almendro de flores rosadas.

 

Unos cuantos siglos después, el día de San Valentín es el día de los enamorados en todo el mundo, y se conmemora de distintas maneras en cada pais, aunque en todas esas tradiciones están presentes las flores, los corazones, las tarjetas –los “valentines” con formas de corazón o de Cupido que popularizó, a partir de 1842, en Inglaterra, Esther Howland- o los chocolates.

Los escaparates de las tiendas de las ciudades se llenan de homenajes a la tradición y abundan corazones y el color rojo pasión, en una iconografía asociada al romántico santo. Y también en muchas casas, el día inspira un homenaje al amor, igualmente asociado al universo de los corazones. En ambos casos, efímeros escenarios de una costumbre que, en lo íntimo, recuerda una fecha pensada para ilusionar y que se puede escenificar desde el exceso, lo sorprendente, la transgresión o el minimalismo. ¡Imaginación y creatividad para homenajear al amor!.

 

 

LOS ESCAPARATES: DISEÑOS DE INSPIRACIÓN

Navidad, Fin de Año y los Reyes Magos son esos momentos que, año tras año, se repiten. Celebraciones que se viven en las casas y se reproducen en las calles iluminadas… ¡y en los escaparates de las tiendas!.

¿Qué es un escaparate?. Un escaparate es ese espacio exterior de las tiendas, cerrado con cristales, donde se exponen las mercancías –DLE, dixit-. Y, ciertamente, con esto está todo dicho… O no.

Pasear por una calle llena de tiendas –siempre hay al menos una en casi cualquier población, de mayo o menor tamaño-, es toda una experiencia para el paseante. Pasear por una calle llena de tiendas, con sus escaparates bordeando las fachadas, significa vivir un viaje casi teatral en el que cada escaparate es un escenario nuevo y distinto. Caminamos despacio y nos detenemos frente a cada uno… Miramos con los ojos muy abiertos y, a veces, reanudamos la marcha enseguida, a veces, nos detenemos largamente. Y, en ocasiones, además, entramos en el establecimiento y es posible que compremos algo.

“Se pretende que [un escaparate] sea como una pequeña ventana por la que asomarse a la tienda, pero que atraiga al cliente para que piense “voy a entrar dentro a ver qué más me puedo encontrar”

                                                  Jorge Malcorra,  visual merchandiser en Santa Eulalia y Twothirds

Pero, ¿qué hay detrás de un escaparate?. Inspiración, sensibilidad. Un propósito de marca y de producto. Y un equipo humano que trabaja para dotar de coherencia y efectividad a ese escenario efímero. En ese equipo humano, un diseñador, una diseñadora de interiores, también tiene su lugar. Así, algunos escaparates -los de las marcas de lujo en especial-, recrean “sueños”, los de las marcas lowcost prefieren recrear un “lifestyle”… Y eso es lo que los paseantes percibimos caminando por esas calles flanqueadas por escaparates que, de un modo u otro, conectan con nuestra propia sensibilidad… Porque los escaparates nos devuelven la imagen de lo que queremos ser, de cómo queremos vivir. Por eso conectamos con ellos y, por eso, no todos conectamos con los mismos.

La sencillez clásica de Channel, de Hermés, de Prada, o el popup, tan efímero que casi es fugaz, de la mismísima Santa Eulalia –un clásico que se reinventa-, todas ellas en el barcelonés Paseo de Gracia…, son los escaparates de nuestra vida y, de alguna manera, algo de ellos impregna nuestra mirada y se viene con nosotros a casa…